Publicado en el boletín Reflexiones Ciudadanas
Estimados lectores, reciban un afectuoso abrazo y mis mejores deseos para este año que comienza.
Como se han dado cuenta, este mes he cambiado el formato y el titulo de estas reflexiones mensuales. Ahora las llamo Reflexiones Ciudadanas.
De alguna forma, este cambio reflejan un enfoque diferente, ahora con más énfasis en el papel de nosotros como ciudadanos.
En este número plantearé las preocupaciones principales que quiero compartir con ustedes. Una aspiración es que podamos generar un diálogo sobre estas ideas. Así podremos explorar la posibilidad de generar acciones colectivas de alto impacto.
Otra razón de exponer estas preocupaciones es para generar una mirada diferente que nos permita una lectura novedosa del mundo que vivimos.
La dinámica del mundo actual ha generado un incremento en su complejidad por lo que se hace necesario una lectura que parta de paradigmas enriquecidos con conceptos que en realidad no son nuevos; sin embargo, los hemos olvidado.
Jesús Lizano, poeta y anarquista español en su texto Mamíferos dice:
La verdad, yo veo mamíferos.
Nadie ve mamíferos,
nadie, al parecer, recuerda que es mamífero.
¿Seré yo el último mamífero?
Rescatar esta verdad biológica tiene gran importancia en la explicación de muchos de los fenómenos sociales que vivimos en la actualidad. Más adelante, en otro número, hablaré con detalle al respecto.
Por otra parte, Rosario Castellanos en su poema Telenovela escribe:
Porque en la concepción y en la creación del hombre
se usó como elemento la carencia.
Se hizo de él un ser menesteroso,
una criatura a la que le hace falta
lo grande y lo pequeño.
Con toda sencillez nos confronta con una característica esencial del ser humano. Creamos el mito de la autosuficiencia y hemos dejado, en un rincón, la realidad de nuestra interdependencia.
Considerando estos dos hechos concretos; ser mamíferos y ser menesterosos, los paradigmas actuales nos han llevado por ciertos caminos lógicos a pensar que los problemas los resolverá alguien más ya que es su responsabilidad; También pensamos que la culpa de lo que sucede es de grupos que conspiran. Supongamos que esto es así: alguien genera los problemas y alguien más los debe resolver. Desde esta postura,¿tengo poder? Yo diría que sí. Poder para estirar la mano, poder para quejarme, poder para compartir mi frustración, poder para confrontar. ¿Desde ahí puedo incidir? La respuesta es sí. Ataco, agredo, critico y la contraparte responde con acciones de defensa. ¿Transformo algo? Tal vez. ¿Construimos un mejor mundo? Mi respuesta contundente es no.
Esa mirada no nos está permitiendo incidir de una manera constructiva en nuestra realidad; así que mi propuesta es cambiarla.
Un primer elemento de cambio es estar consciente de que la realidad que vivo me incluye. Soy parte de ella y no un observador externo y ajeno.
Como segundo elemento propongo que observemos la conducta de las personas que nos rodean y mantengamos en el trasfondo de nuestra mente la pregunta: ¿por qué esta persona hace lo que hace?, ¿cuál es la lógica, para mí desconocida, que lo lleva a desplegar esa conducta? Estas preguntas son poderosas pues apuntan a las conductas y no a las personas: miramos lo que hacen y dejamos de lado el juicio sobre cómo son las personas.
Una razón genérica que nos ayuda a entender conductas está basada en la gran necesidad, que tenemos los seres humanos, de pertenecer, de ser vistos, de ser reconocidos, de tener un lugar. Emmanuel Levinas nos dice: …el sujeto se constituye en la medida en que entra en relación con el otro. Por tanto, es el Otro quien constituye mi yo.
Si aceptamos este planteamiento, cada ser humano es lo que la mirada de otros le ha dado. Entonces, ¿qué conductas podemos esperar de alguien que ha sido abusado, abandonado, ignorado, despreciado?